El 15 de mayo de 1949 la Iglesia ratificó la vida y el Proyecto Educativo de Juana de Lestonnac declarándola Santa.
Todos los años, en esta fecha, celebramos la fiesta de Santa Juana, como reconocimiento a ella y a todas las personas que han hecho y siguen haciendo posible, en diferentes países del mundo, este estilo propio de educar.
Todos los años, en esta fecha, celebramos la fiesta de Santa Juana, como reconocimiento a ella y a todas las personas que han hecho y siguen haciendo posible, en diferentes países del mundo, este estilo propio de educar.
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Nada de lo profundamente humano es extraño a Juana de Lestonnac, su vida entera fue un tomar con serenidad los diferentes acontecimientos de su vida y hacer de ellos camino de crecimiento y de donación. “Mantener la llama” y "tender la mano” como María Nuestra Señora, fue su dinámica personal, la que le posibilitó, construir un Proyecto de Vida desde el Evangelio y dejar huellas en el tiempo.

Miremos el mundo que
nos ha tocado vivir como lo haría Santa Juana, y por un momento desprendámonos de la contaminación del pesimismo y la confusión que nos entra a todos cuando sólo vemos la realidad con
nuestros ojos y no con los de la fe. Contemplemos nuestro
mundo con una mirada positiva, para descubrirlo como una oportunidad de
aprender, de crecer y servir y para amarlo como lo ama Dios.
Honestidad, honradez, amor a la verdad, valores tan fundamentales, que si se tienen,
generalmente se han bebido y comido en la mesa de familia. ¡Cómo quisiéramos encontrarlo en nuestro tiempo en nuestra sociedad! Y
qué gusto da poder verificarlo en la vida de Juana.
Al conocer más estos aspectos de su vida podemos vivir más profundamente esta fiesta tan querida e importante de la Compañía de María.